Este primer mes de 2012, el año en el que los profetas de la tragedia advierten que tendrá lugar el final del mundo, ha arrancado con una cascada de conferencias de Claudio Naranjo, chileno, doctor en medicina, psiquiatra y uno de los referentes actuales en la terapia Gestalt. Naranjo, que en base al eneagrama sufí ha elaborado un programa de autoconocimiento llamado SAT (seekers after truth, buscadores de la verdad), destaca por su discurso fluido y fértil, lleno de todo tipo de referencias culturales, filosóficas, psicológicas y, por supuesto, también autobiográficas. Sus 79 años le permiten hablar de la Vida con conocimiento de causa.
Pero es sobre todo la claridad en sus posicionamientos lo que resulta más inspirador. Se podrá estar de acuerdo o no con él en los temas que aborda, pero ambas posiciones resultan fáciles de jugar cuando una persona expone sus ideas de forma tan transparente. Su implicación, su valentía para mostrarse invita a implicarse, y genera una reflexión. Ejemplos los hay aquí, aquí, aquí, aquí y aquí. Algunos de los textos son entrevistas, y otros son crónicas de algunas de esas conferencias que Naranjo ha ofrecido en este arranque de año.
En la mayoría de dichos artículos, Claudio habla de la educación, aspecto en el que ha centrado su atención en los últimos años, dentro de un discurso público centrado en la sociedad, más que en el individuo en sí. Claudio defiende que para cambiar el mundo hay que cambiar la educación (recientemente apunta también a las empresas). Cree que es la única manera de que pueda ocurrir una transformación de esta sociedad en la que vivimos, que se basa en la ‘mente patriarcal’, título del último libro que ha publicado hasta el momento, y en el que denuncia el dominio a nivel global de la parte racional, sobre la emocional e instintiva que también conforman al ser humano.
Pude acudir a una charla del chileno, en la que conversó con el filósofo español José Antonio Marina, y donde ambos coincidían en el nulo interés que en España existe por la educación. No sólo por parte de los dirigentes políticos. Sino nulo interés general. Naranjo se reconoció más malpensado que Marina, al considerar que pueda ser interesada la negativa de los gobernantes a cambiar el modelo educativo actual, centrado en producir trabajadores y consumidores (a través del «zapping del deseo» y «zapping de la atención»), en vez de propiciar un autoconocimiento de unx mismx, como camino hacia el desarrollo del ser humano.
En la a ratos apasionante charla en la que se zambulleron ambos pensadores, y con ellos al público que asistió al acto en la facultad de Filosofía de la UCM, Marina puso de manifiesto que la educación que él recibió se basaba en el deber, mientras que ahora se centra casi exclusivamente en los derechos. Ambas son deficitarias.
Precisamente, hace pocas semanas el programa estadounidense Saturday Night Live ofrecía un sketch titulado You can do anything!, en el que retrata con ironía los valores de la juventud actual. Lo hace a través de un show que celebra «la desorbitada autoestima de la generación youtube», y al que acuden jóvenes con nula capacidad para las habilidades que quieren demostrar en plató. La parodia también subraya igualmente el olvido del esfuerzo del que habla Marina al referirse al «deber», y dibuja una adolescencia con píldoras como «no tengo vergüenza, ni conocimiento de mí mismo», «mi autoestima está por las nubes porque nunca nadie se ha atrevido a decirme lo mediocre que soy […] ¡Nunca me han castigado! Mis padres son mis mejores amigos y siempre me dicen que soy lo mejor en todo», o un contundente «Lo he intentado y por eso nadie puede criticarme». Este peculiar show finaliza otorgando un premio a uno de los invitados, pero al final se lo otorgan a los tres participantes.
Con este vídeo, planteo también mis dudas sobre si existe desinterés en la educación, tal y como señalan Naranjo y Marina, refiriéndose incluso al barómetro del CIS, que recoge las principales preocupaciones de lxs españolxs. Sí creo que, al menos, hay una conciencia social sobre la crisis de valores que atraviesa Occidente, y obviamente eso tiene que ver con la educación en su sentido más amplio (la educación en la familia, en las escuelas, los medios de comunicación). Esa crisis de valores es la que, en parte, está ridiculizando el programa Saturday Night Live.
Más bien diría que empieza a existir una conciencia tan clara de esta confusión de valores, y la profundidad de la misma, que el cambio sabemos que pasa por un giro de 180 grados, el piso podría temblar y eso bien puede asustar. Paralelamente, la ausencia de nuevos referentes a nivel educativo genera una sensación de incapacidad e imposibilidad de caminar hacia otros modelos.
Por eso me alegro de que este 2012 haya arrancado así, con una conferencia de Marina y Naranjo en la que ambos han denunciado el sistema actual, y también han planteado de forma meridiana que otra educación es posible.
Rescato un poema de Lao Tse que incluye Pablo Perea en uno de los artículos linkeados en esta entrada:
Las personas son difíciles de guiar
cuando creen que saben las respuestas.
Cuando saben que no saben,
encuentran su propio camino.
Es decir, quizá sería aconsejable decir a los participantes de You can do anything! que son ineptos en las habilidades que intentan demostrar en el programa, por muy magos que hayan sido en la gran pantalla ;-). Sí que es esperanzador que cada vez más personas somos conscientes de que «no sabemos» qué educación necesitamos, pero sí reconocemos que la actual no sirve.
Artículo originalmente publicado aquí
1 Comment
Leave your reply.