¿Cómo hace el árbol para saber que en otoño necesita soltar sus hojas? ¿Cómo sabe que necesita desprenderse de sus hojas, y a la vez mantener su tronco y ramas? Sí, el árbol retira la lorofila de las hojas, corta el suministro de savia hacia las mismas, pero ¿cómo es capaz de no entrar en confusión? Podría debatirse entre si son las ramas o las hojas las que tiene que soltar, aún a sabiendas de que si se desprende de sus ramas, caerían también sus hojas. ¿No hacemos eso las personas? ¿Por temor a perder una parte de nostrxs, por temor a que no nazcan nuevas «hojas» preferimos no soltarlas, aunque ya no nos sean útiles y pongamos en riesgo el resto de nuestra vida? El árbol sabe qué soltar. ¿Cómo hace la distinción? ¿Cómo sabe que no son las raíces las que tiene que dejar atrás cuando llega el otoño, que junto a su tronco y ramas, sus raíces se mantienen firmes y van con él el resto de su vida?
Sencillamente: está en su naturaleza. El cambio está en su naturaleza, desprenderse de lo que no le sirve en invierno, de lo que puede hacerle daño a su vida. Y a la vez mantenerse firme, bien anclado en sus raíces, en su lugar en el mundo.
¿Y sabe el árbol que cuando suelta sus hojas habrá otras nuevas que vendrán a reemplazarlas en un futuro próximo o se entrega a la incertidumbre? ¿Cada hoja le garantiza que una futura la reemplazará? ¿El viento le da las garantías de que su copa volverá a vestirse? ¿Los insectos tranquilizan su ansiedad por separación, si es que la tiene? ¿Sienten el duelo por sus hojas los árboles? ¿La naturaleza los abraza para consolarlos en su despedida?
Preguntas a susurrarles en el bosque.
Los árboles saben el cambio, viven el cambio, se entregan al cambio. Forma parte de su naturaleza porque ellos son naturaleza, están conectados a la naturaleza, y no la cuestionan. Saben soltar cuando la vida se lo pide, y agarrarse para mantenerse en vida. No necesitan el cerebro cortical para disponer de este conocimiento, lo viven, lo actúan, lo sienten. Son naturaleza.
¿En qué momento las personas dejamos de vivir la naturaleza que somos, de sentirla, de entregarnos a ella con sus cambios, con la necesidad de soltar y de sostener, y la capacidad de discriminar lo uno de lo otro?
Quizá ocurrió cuando nos quisimos creer deidades, y olvidamos que la única permanencia que existe es el cambio.
Feliz otoño. Felices días de lluvia.
Si quieres mejorar tu relación con los cambios de la vida, con la naturaleza incierta de la vida, o bien si deseas desplegar el cambio que quieres en tu vida, el taller de Metamorfosis puede ser de tu interés.
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