La vuelta a la comunidad es el camino que socialmente se antoja más seguro para sobrevivir al desmoronamiento del sistema. «El poder está derrumbándose por deslegitimación, ya no nos creemos el cuento», sostiene Claudio Naranjo. Ante la ausencia y descrédito del apoyo institucional, emergen iniciativas que ponen de manifiesto que sí podemos cambiar el funcionamiento de esta sociedad, la manera de (no) relacionarnos, y asumir una responsabilidad de lo que sí está en nuestras manos hacer.
Una de estas iniciativas es el banco del tiempo, proyecto –al que ya me referí en el artículo de la comunidad citado más arriba– en el que un grupo de personas se ofrecen entre sí diversos servicios, intercambiando horas. El tiempo define el trueque, y garantiza la filosofía igualitaria de estos proyectos: todxs disponemos de 24 horas al día. El dinero, aquí, queda de lado. El planteamiento de los bancos del tiempo es, por tanto, opuesto al del sistema patriarcal.
Con el fin de conocer mejor estas iniciativas, he hablado con Marga, una de las gestoras del banco del tiempo de Rivas Vaciamadrid. Su experiencia es un ejemplo de cómo la conciencia, la responsabilidad y la espontaneidad, los tres pilares de la terapia Gestalt, pueden formar parte del diseño de un espacio cotidiano comunitario.
El banco del tiempo (bdt) de Rivas lleva en funcionamiento desde 2005, actualmente lo gestionan nueve mujeres, que no cobran por su labor, ni siquiera en horas de tiempo. Todas forman parte del total de 280 usuarixs con lxs que cuenta el banco de Rivas. El éxito de este bdt responde a la buena compenetración de las mujeres que lo gestionan, y el apoyo institucional que han recibido por parte del ayuntamiento de Rivas. También lxs usuarixs, de quienes Marga dice que «hay que tener una sensibilidad muy especial como para querer dar y recibir siendo generosos y que no esté el dinero de por medio».
– ¿Qué se necesita para poner en marcha un banco del tiempo?
– Nosotras trabajamos mucho en ayudar a otras personas a abrir un bdt. Esta mañana, por ejemplo, ha venido una persona y ayer vino otra. Nosotras cuando empezamos miramos en internet, a ver quién eran las pioneras,fuimos a Barcelona, estuvimos con Salud y Familia, nos enseñaron… ¿Qué se necesita? Pues conocer el proyecto, ver que te gusta, que lo puedes hacer en tu barrio, tu pueblo, tu ciudad, y ser un grupo de personas que digan «adelante», tener tiempo y tener ganas de trabajar. Lo demás es trabajo.
– ¿Cuántas personas se necesitan para empezar?
– Con tres o cutro es suficiente. Pero luego depende de la ambición y todo lo que te propongas, siempre somos gente muy creativa todo el mundo. «Y si llegáramos a más, y si llegáramos a hacer esto, y si pudiéramos colaborar con otras asociaciones, si pudiéramos colaborar con concejalías, y si pudiéramos probar con el ayuntamiento…». Según te vas metiendo más y más, vas necesitando más gente… Pero para empezar, cuatro tiene que ser como mínimo.
– ¿Tenéis algún tipo de apoyo o colaboración institucional?
– El ayuntamiento nos ha dejado desde el principio un local, un teléfono, un ordenador y una impresora. Eso es ya más que suficiente. Como asociación, quisimos que alguien nos avalara, fuimos al ayuntamiento, les gustó el proyecto y nos avalaron. El ayuntamiento nos presta un gran servicio y no se mete en nosotras en cuestión de política ni nada, simplemente le gusta el proyecto y nos ayuda. Si tuviéramos que pagar un local, fotocopias, para nosotras sería inviable. Eso en cuanto al apoyo. En cuanto a la colaboración, que es distinto, nosotras decimos: pues con la concejalía de mayores, ¿qué podemos darles? Acompañamiento en los mayores, llevarlos al médico, leerles el periódico, jugar a las cartas con ellos… y la concejalía de mayores nos aporta experiencias: hay gente mayor que no puede hacer nada y gente mayor que sí que puede hacer cosas, desde contarnos cuentos, hasta hacernos una puntilla de ganchillo, hasta enseñarnos a jugar a las cartas… Lo que hacemos es un cambio, pero ya no solamente a usuarios de la calle normal y corrientes que los tenemos, actualmente somos 280 usuarios y usuarias, sino que además hacemos colaboraciones con concejalías, asociaciones… Tenemos una asociación de discapacitados en el barrio y también colaboramos: ahora va a haber un certamen de pintura para niñosy niñas discapacitados al aire libre. Pues va a haber un usuario de nosotras del banco del tiempo que va a estar con cada niño, por si se le cae un pincel.
– ¿Y las colaboraciones siempre son por intercambio de horas?
– Sí, sí, o intercambio de horas o donación de horas. Por ejemplo, yo doy masajes de pies. Entonces yo doy muchos, y ahora mismo tengo 40 horas positivas. Pues yo cojo y dono 20 horas para el bdt. Entonces esas 20 horas se donan en asociaciones, o en las colaboraciones con el ayuntamiento. O sea que o hay cambio o hay también horas donadas que las damos, que las regalamos. Pero procuramos que sean cambios, porque todo el mundo puede dar algo.
– ¿Cuánto tiempo necesitasteis para sacar adelante el bdt?
– Tuvimos mucha suerte porque el ayuntamiento nos echó una mano tremenda, desde lo que te he dicho antes [local, teléfono, ordenador, impresora] hasta hacer propaganda y buzonearla por todas las casas. También hizo otra propaganda para ponerla en las marquesinas de los autobuses, en los sitios oficiales; aquí circulan cinco o seis revistas y también se puso esa propaganda en las revistas… Como detrás nos avalaba el ayuntamiento, desde un principio llegó a todos los hogares. Éramos un grupo de 6 personas, más la propaganada, más el tesón, más el trabajo… pues estamos aquí. Empezamos con una cajita con fichitas echas a mano y ahora tenemos una página web hecha por un usuario, que la ha cobrado en horas. Con el tiempo, según van aumentando los usuarios, no es lo mismo tener cinco o seis, que tener 40, 80, 200. Nos vamos surtiendo de nuestros usuarios y usuarias. Luego, hacemos fiestas cada 3 meses para conocnernos, para ponernos cara, para compartir experiencias: esta señora se quedó con mi hija, y muy bien y estoy encantada… Tú coges un listado y es muy frío: un nombre, un número de teléfono. Pero con fiestecilla ponemos cara y somos como una familia. Mañana nos vamos a Guadarrama, y estas salidas y encuentros hacen que aparte de ser usuarios también hagamos amistades y amigos.
– ¿Cuáles son los servicios que más se demandan?
– Hay tantos servicios que no te podría decir uno más que otro. Por ejemplo, de informática hay muchos, porque se estropea el ordenador, porque ha saltado un virus o porque quiere poner un programa de informática… También hay mucho de costura, para arreglar unos bajos de una falda, de un pantalón, un botón… De cocina, pues un cumpleaños que pedimos una tarta, o una tortilla de patatas… También cuando nos vamos de vacaciones o un fin de semana: que nos rieguen las plantas, que se queden con el perrito o el gatito, también del cuidado del cuerpo y de la salud, masajes de cuerpo, masajes de pies, osteopatía, fisioterapia, eso también está muy demandado. Idiomas: sobre todo el inglés, el francés y el alemán también. Tienes que esciribir una carta y no sabes escribirla, o has recibido un manual de algo y no sabes traducirlo, o incluso algunas clases… Cuando digo algunas clases es que no tratamos de quitar trabajo a nadie. Si yo quiero aprender un idioma, me voy a una academia. No puedo tener todos los lunes y todos los miércoles a un señor del bdt dándome inglés. Ahora, recibo una carta que necesito que me la traduzcan, o mi hijo tiene un examen y le voy a dar tres clases puntuales. Lo que tenemos claro es que quitar trabajo a nadie. No ahora porque estemos en crisis, sino siempre. El trabajo es sagrado.
– Y el servicio de cocina, ¿incluye los ingredientes?
– Todo es gratuito excepto si lleva unos ingredientes. La tarta son dos horas por haberla hecho, más luego los huevos, la harina, el azúcar, lo que sea… O por ejemplo, le he llevado al médico. Hay que coger el coche. Pues yo puedo coger y poner mi coche gratuito porque yo quiero y me apetece, o puedo decir: pues es una hora por llevarte al médico más 5 euros por la gasolina, por ejemplo.
– Algunos ejemplos de intercambios poco comunes que hayan tenido lugar en todo este tiempo.
– Un señor muy mayor, muy mayor, que se apuntó para hablar de la república porque es tan mayor que era maestro durante la república. Y se apuntaba para explicar lo que fue un maestro en aquella época. Y mira por dónde, vino una chavala joven que quería saber qué pasó en la guerra y antes, en la república, pero por alguna persona que lo hubiese vivido. Fue muy grandioso: se juntaron una chica de 22 años que quería conocer y teníamos la persona que podía dar ese servicio… Otro servicio que llama mucho la atención es el de una mujer que sabía que se estaba quedando ciega cuando entró en el banco del tiempo, y es escritora. Vino para que alguien le escribiera y le corrigiera los textos. Son cosas más llamativas. Pero tan importante es eso como que a mí me operen y necesito que alguien me planche un día, o me haga una comida, o que me lleve al médico o que me compre las medicinas. Nosotras no distinguimos qué es mejor o peor, ni entre hombres y mujeres, abogados o no. Es el tiempo: el tiempo de un abogado es tan importante como el tiempo de una persona que te lleva al médico. Toda la gente del bdt es gente muy especial, porque pertenecen a un proyecto en el que hay que tener una sensibilidad especial como para querer dar y recibir siendo generosos y que no esté el dinero de por medio. Y lo importante que es hacer barrio, como antes en los pueblos, que nos conozcamos la gente y que no sea que salimos a trabajar y que no nos conocemos, sino que podamos decirnos: oye, que llego tarde, cógeme a mi hija del colegio, el conocernos…
– Por último, el bdt de Rivas pertenece a Intertiempo, una asociación que también ha desarrollado el proyecto de «la red de recuperación de alimentos». ¿En qué consiste?
– Todas las grandes superficies y tiendas de Rivas, todo lo que tiran que esté en buen estado, porque se ha quitado una etiqueta o porque faltan tres días para caducar o porque está abollado o se ha roto un trocito del azucar en un piquito, todo lo que es recuperación, todos los días todas las grandes superficies de aquí nos donan los alimentos. Y tenemos familias a las que estamos ayudando a que coman.
– ¿Sería como un banco de alimentos?
– Al banco le donan alientos. Y aquí las tiendas nos dan los alimentos que sí valen para el consumo. Nosotros tenemos un almacén y a ahí va todo el alimento, pero ahí no va nadie. Nos dedicamos sobre todo a colegios e institutos. Nos dicen cuántas familias, que ni siquiera las conocemos, están necesitadas. Nos pasan una relación diciendo: pues en tal colegio, siete familias, de las cuales una tiene tres miembros, otra cinco personas, hay un bebé, hay adolescentes, son celíacos, o son musulmanes y no toman cerdo. Nosotras todas las semanas los lunes vamos a un colegio, los martes a otro colegio, cada día vamos a un colegio y llevamos tantas bolsas como el director o directora de ese colegio nos han dicho que necesitan. Y ellos lo dan a las familias necesitadas. Nosotras mantenemos su propia discreción y anonimato. Actualmente estamos dando de comer a 120 familias semanales, y casi todas en los colegios. Todo muy bien estructurado. Y cada día salen de 15 a 20 bolsas.
Foto principal: Michael Gil
Demás imágenes: Bdt Rivas
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