«No somos estrellas del porno», dijo Michelle Borth durante la presentación a la prensa de la serie de televisión. La frase sirvió para alimentar aún más el morbo y la expectación que rodeaba a este proyecto de la HBO (¡sorpresa!), y con el que la cadena quiso dar un paso más en ese a-pasión-ante mundo del roce, la excitación, el intercambio de placer…, y todo lo demás que se da cita cuando practicamos sexo. Porque independientemente de lo reales o ficticias que sean las escenas que muestra la serie de esta entrada del blog enTVrapia, lo que aborda es la sexualidad en la pareja. Eso la diferencia claramente del porno. Bienvenidxs a Tell me you love me (Dime que me quieres).
En septiembre de 2007, la HBO estrenaba esta serie creada por Cynthia Mort, en la que acompañamos a tres parejas en sus respectivas crisis. El punto de unión es May Foster, una terapeuta de 60 años a cuya consulta acuden las tres parejas protagonistas, todas heterosexuales, en busca de ayuda para resolver las dificultades que atraviesan. Al igual que ocurriera en En terapia, aquí también tenemos ocasión de conocer la vida íntima de la terapeuta, convirtiéndose May y su marido en la cuarta pareja de la serie.
Mort explicaba así cómo dio forma a Tell me…: «Empecé a preguntarme cuando dos personas que pasan su vida juntas, tienen hijos o no los tienen pero se quieren, cómo es que no son capaces de llegar al otro lado de la cama y tocarse. ¿Qué pasa en ese espacio? Eso es lo que quería desmontar y volver a montar».
Y es verdad que en la cama pasan muchas cosas más que el acto sexual. Están la intimidad, la ternura, la distancia, el vacío, el desprecio, la confianza, los secretos… Aspectos sutiles y esenciales para la continuidad de un proyecto afectivo. ¿Y cómo escucha Tell me… estos elementos sutiles? Con el silencio. Llama la atención en esta serie el respeto por el sonido ambiente, como si se rigiera por el oxímoron del «estruendoso silencio». Su banda sonora sobria va pareja a la cámara en mano con que están grabadas la mayoría de las escenas, generando así un ambiente de documental, más que de serie de ficción.
Estos ingredientes, junto a la ausencia de escenas de sexo cortadas de cuajo con un plano en negro o un cambio de escena o un salto a 5/30/60 minutos después, convierten a Tell me… en uno de los proyectos televisivos que más honestamente se ha acercado a la vida sexual real de las parejas. Hay sexo estupendo y sexo desastroso, encuentros que avanzan o se bloquean, sexo por mera compulsión, sexo con cohetes y fuegos artificiales, encuentros con desencuentro. La diversidad que tiene lugar a lo largo de un único acto sexual da mucho de sí, y en esta serie la cámara aguanta el tiempo suficiente para que podamos ir conociendo a los personajes, a través de su facilidad o dificultad para desnudarse (en un sentido profundo) ante su pareja, fuera de la cama y también dentro de ella.
Lo cual nos lleva a otro de los puntos más llamativos de la serie: sus escenas explícitas. En la presentación, la prensa no dejó de preguntar si el reparto había mantenido sexo real durante el rodaje de la serie, lo que da a entender que lo creíbles que llegan a resultar las escenas. Entre otras cosas, Tell me… plasma una masturbación (probablemente, la escena sexual más «explícita» de todas).
Claro que, al final, tanto revuelo llevó al equipo a desvelar que el sexo de la serie no es real, que todo es interpretación (y la escena de la masturbación, aunque nunca se aclaró de qué manera, probablemente se rodó con el uso de una prótesis). Digo todo esto porque Tell me… confronta la capacidad como espectadorxs para acompañar actos así de íntimos. Esta serie ayuda a revisar los juicios, temores y heridas que tocan con la intimidad de nuestra sexualidad. Lo enriquecedor es que lo hace de una manera en la que no se limita a servir carnaza, sino que tiende un puente entre el deseo, el amor y el compromiso. De hecho, su creadora marcaba una línea roja al dar forma a la serie: «Va sobre parejas que quieren estar juntas. No va a haber infidelidades».
La vida sexual con hijxs pequeñxs, las crisis que acompañan los problemas de fertilidad, el temor al compromiso y a la fidelidad…, son temas que frecuentemente se abordan en las consultas terapéuticas, y que tocan con aspectos universales en los que cada persona se puede reconocer por similitud o contraste. Y Tell me… los retrata sin hacer distinciones sobre si el lugar en el que ocurren es en el baño, en la consulta de la terapeuta o en el dormitorio.
Un proyecto así, tan valiente, no puede sostenerse sin un reparto que esté a la altura. Y éste lo está. Desde la más veterana, la terapeuta May, interpretada por una entregada Jane Alexander, hasta la pareja joven, Michelle Borth y Luke Kirby, cuya química traspasa la pantalla, todxs lxs principales (Adam Scott, Sonya Walger, Ally Walker, Tim Dekay), sobre todo ellas, que asumen más el peso en esta serie, consiguen hacer creíbles los claroscuros de las relaciones de pareja, de la naturaleza humana, en definitiva.
Tell me you love me solo tuvo una temporada de diez capítulos. La cadena y Mort acordaron el rodaje de otra tanda de episodios, pero finalmente no llegaron a un consenso sobre qué rumbo seguir. Mort sentía que ya había contado todo lo que quería contar sobre estas parejas. En realidad, todos los procesos que se acompañan en la serie quedan cerrados o a las puertas de una nueva etapa al finalizar los diez episodios.
En definitiva, considero este proyecto de Cynthia Mort como uno de los que aborda la intimidad en pareja de forma más integral. Y esto resulta aún muy necesario en una sociedad que se va acostumbrando a desnudar cuerpos, pero sigue mostrando pudor a contemplar corazones desnudos. Llevado a la propia vida, se traduce en más facilidad para hablar del aspecto carnal del sexo, que del aspecto afectivo de la sexualidad. Y sigue siendo una limitación relevante para la persona. Al final, por exceso (compulsión fría) o por defecto (tabúes e inhibiciones), nos perdemos lo mejor del encuentro apasionado entre dos personas.
Imagen principal: fotograma de la HBO
Deja un comentario