Ilustración a partir de original de CDD20 (pixabay)
Es tiempo de alumbrar la magia que hay en ti. De reconocerla, energetizarla y cuidar esa parte que te conecta con presentes trascendentes. Presentes entendidos como regalos y presentes entendidos como momentos de aquí y ahora. Trascendentes porque desafían las fronteras y cogniciones de quién y qué eres, se burlan de la idea de que somos distintxs unxs de otrxs, así como de que entre cada unx hay espacios insalvables que nos convierten en islotes aislados unos de otros, en vez de en una red infinita interconectada con el todo.
Es tiempo de alumbrar la magia que hay en ti. De entregarte a su impulso y confiar en que te va a llevar a una experiencia energetizante, y esta condición es la que la hace interesante de por sí. De compartir «tu» magia, tu entrecomillado porque no es sino la manifestación de una energía que no te, ni me, ni le pertenece a nadie, sino que portamos, canalizamos (somos canales de la misma, dejamos que llegue y salga de nosotr@s) cuales transmisores de aspectos diversos y únicos de la misma, aspectos que dejan sin palabras a la lógica y al razocinio, y que la física cuántica intenta seguir a través del rastro de chiribitas que la magia deja.
Es tiempo de alumbrar esa magia, esos talentos, cualidades y regalos, y de expandirlos hacia la humanidad, hacia la #nuevahumanidad que estamos autoembrionando, una nueva humanidad que vive la experiencia de la vida desde un eje aquí/ahora, cada vez más entregada al momento presente (y abierta a los regalos que el presente trae), más libre del control de esa mente patriarcal-parásita. Una nueva humanidad que camina hacia la desconexión de la matrix, pastilla roja mediante, vivenciando que no hace falta suelo para sentir sostén, ni estado de alerta para sentirse segurx. Que la seguridad la da la magia, y su manantial interno de confianza en la vida y serenidad en mi centro desde el cual lo que se presenta trae un presente.
Es el momento de restituir la magia, nos va la vida en ello, y a ello nos aboca los eventos globales, sociales y personales que estamos viviendo. Todas las construcciones, básicamente patriarcales y capitalistas, sobre las que se sostenía nuestro modo y comprensión de la experiencia de vida, se están derrumbando. Toca devolver magia a la vida para poder seguir caminándola.
La cuestión es: ¿dónde está la magia?
Hasta aquí llega el aroma a anuncio de Navidad de ‘El Corte Inglés’. Porque la respuesta no es un genérico «en tu interior». Eso solo lleva a acariciar la magia, a conocer algunos de sus destellos, y sobre todo a confundirla con una pseudo-magia que sigue bailándole el agua a la neurosis, al ego, a la impostación y al control e interrupción del impulso vital. No. La magia sí está en el interior (en realidad está en todas partes, sin embargo el acceso y resonancia con la misma, la afinación, está dentro, dentro de ti), y más concretamente la magia aguarda en un lugar que es…
…allá, una vez atravesada tu oscuridad. Sí, detrás de tu sombra, detrás de todo aquello de ti que rechazas, niegas, enjuicias, asfixias, reprimes, asqueas, ridiculizas, evitas, invalidas, desprecias, falseas, maquillas, adornas o edulcoras. Allá donde guardas los traumas que aún no has sanado, las heridas propias, transgeneracionales, del pasado reciente y antiguo, las partes de ti que sacrificaste en algún momento de tu vida (mayormente en la etapa temprana) para poder sobrevivir en el entorno en el que te tocó desarrollarte.
Abordar todos estos aspectos, empezar a escucharlos, acogerlos, aceptarlos y abrazarlos no solo es el camino de sanación profunda, de ir recuperando energía vital que hasta ahora había estado ocupada en contener internamente este daño. Abrir camino hacia la propia oscuridad es también ayudar a equilibrar nuestra luz y todo aquello con lo que aprendimos a sobrecompensar las partes rechazadas. Conectar con la propia sombra, entrar en ella y ayudar a que haya menos agitación en la misma dándole un cauce dignificante, como quien pone algo más de orden en el trastero o en el sótano, reciclando aquello que ya no necesita conservar y encontrándole un valor a cosas que en su momento no se le dio, es, aparte de todo lo anterior, la entrada para el contacto con esa magia profunda y revolucionaria que ahora, sí o sí, necesitamos para vivir.
Porque en ella encontraremos el hilo conductor a las experiencias vividas y por vivir. Porque nos ayudará a que el autoembrionamiento de la nueva humanidad sea para nuestra especie lo más fácil posible. Por ello, mi deseo que comparto contigo para este 2022 es: alumbra tu magia.
Manuel Vásquez Ortega
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