¿Con qué llenas tu vida? ¿A qué le dedicas tiempo y energía? Puedes dibujar una tarta redonda y dividirla en trozos, como si la repartieras entre invitadxs. ¿Quiénes o cuáles son tus invitadxs más habituales? ¿Con quién te muestras más generosx?: trabajo, familia, amistades, gimnasio, televisión, internet…
Quizá repartes y repartes, y te quedas sin nada: te entregas a lxs demás, dejando lo tuyo para el último lugar. O bien lo opuesto: toda la tarta es para ti, y el colesterol se dispara porque con la tarta intentas llenar el vacío de no tener con quién compartirla. O quizás un poco de ambos extremos, algo intermedio…
Ya que no nos queda otra que tomar conciencia de la mierda en la que vivimos, y lo dice Claudio Naranjo, aprovechemos esta crisis para indagar sobre esta cuestión: ¿dónde cultivo yo la abundancia en mi vida?, ¿dónde la busco?, ¿en manos de quién o qué la dejo? Porque más allá del aspecto económico de cada unx (prácticamente esencial, en este sistema en el que vivimos, para poder alimentarnos y vivir en un espacio físico seguro), la abundancia no reside en la cartera, la cuenta bancaria (de aquí o Suiza), ni en la Bolsa. De lo contrario, las personas ricas no serían codiciosas, no necesitarían acumular más; y sin embargo da la impresión de que quien tiene mucho dinero, nunca consigue acumular «suficiente», es decir, vive en la carencia… en la carencia interna.
La prima, Merkel, Rajoy, la herencia, la banca… están ahí, todos los días en la prensa, puede que en las preocupaciones propias y de personas cercanas, y nos recuerdan la situación de carencia económica tan extendida (ahora también) en los países desarrollados. ¿Pero está exclusivamente en manos de aquellas personas y sistemas mi experiencia de abundancia? No.
Para mí, la experiencia de abundancia me la dan el cariño, cuidado y atención de mi familia, de la persona a la que quiero, de mis amigxs; una charla con amigxs a quienes llevo tiempo sin ver, jugar a Los hombres lobos de Castronegro; escribir, escribir también me otorga una experiencia de abundancia; las risas de lxs niñxs peques cuando entran en el colegio a las 9 de la mañana entre gestos de sueño e ilusión, no sé por qué, quizá me contagie la abundancia de su vitalidad, pero me hacen sentir con abundancia; correr, una ducha relajante, escuchar música clásica, bailar y cantar una canción, leer, oler romero, meditar… Son actividades y momentos que me alimentan, me hacen sentir valioso, riquezas de la vida que nutren, muchas por las que no hay que pagar nada.
Hay un abanico amplio de opciones que propician una experiencia de abundancia y que en la dinámica de esta sociedad habían quedado aparcadas, minusvaloradas por el afán del hacer y hacer, o bien del tener y tener. Para perrxs y gatxs, el descanso es una experiencia de abundancia. En ese momento no les falta nada. ¿Cómo lo hacen?
En los talleres de creatividad e intuición que facilito, son muchas las personas que llegan a la conclusión de que quieren (¡y necesitan!) jugar más en su vida, pasear, salir al campo, hablar más con personas a las que quieren… Y lo expresan como si fuese una sorpresa, un descubrimiento… porque lo están sintiendo en todo su cuerpo, no solo como un mensaje de lo que «unx debería hacer» en su vida. La experiencia corporal completa les ayuda a emprender los cambios y diseñar una vida de mayor abundancia, en todos los sentidos.
¿Todo esto para olvidar la crisis, negarla, esperar a que escampe? No, todo esto para no hacernos aún más complicado este momento de cambio que vivimos. Todo esto para cuestionar los valores y metas, los principios por los que nos regíamos, todo esto para disponer de más energía, para encontrar fuentes de alimento interno, para generar espacios de descanso y recargar pilas, para recordar que la naturaleza siempre está ahí y restablecer el «yo soy yo», «tú eres tú» con ella, y así volver a enraizarnos en la Pachamama en vez de en el automóvil, y desde ahí encontrar soluciones creativas a las necesidades del momento.
La naturaleza ya nos otorga suficientes fuentes de abundancia. Es la desconexión de ella la que, como especie, nos ha llevado a la carencia. Volvamos a la Tierra… Madre.
Foto de Fried Dough
1 Comment
Leave your reply.